Sobre el blog

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20 de mayo de 2010

EL SOCIALISMO EN EL SIGLO XXI: ENTREVISTA CON OLIN WRIGHT

Con motivo de la reciente visita a la Facultad de Ciencias Sociales del profesor Erik Olin Wright publicamos la siguiente entrevista sobre las posibilidades del socialismo en las sociedades occidentales contemporáneas, tema clave de su último libro "Envisioning Real Utopias". Olin Wright es profesor en el Departamento de Sociología de la Universidad de Wisconsin, es considerado uno de los más importantes intelectuales de izquierda en la actualidad y exponente del "marxismo analítico" (corriente del marxismo muy influenciada por el individualismo metodológico). 




ENTREVISTA CON ERIC OLIN WRIGHT SOBRE EL SOCIALISMO EN EL SIGLO XXI  

¿Qué cree usted que significa “Socialismo” hoy?

La palabra “socialismo” nunca ha tenido un significado particular, por el contrario, siempre ha sido una etiqueta ideológica y política sujeta a debate tanto para sus adherentes como para sus oponentes. Por lo tanto, nunca ha sido posible dar al término una definición “autorizada”. Algunas veces el término adquiere un muy sólido y claro sentido relacionado a un contraste radical con el capitalismo: socialismo sería la negación del capitalismo. Capitalismo se entendería como un sistema económico basado en la propiedad privada y un mercado libre descentralizado; socialismo sería un sistema económico en el control público de la producción y una completa planificación central. Otras veces el término es usado en una forma muy superficial para designar un vago sentido de preocupación política en lo relacionado a la igualdad y la justicia social: en el socialismo, el sistema económico es orientado para servir a los intereses y aumentar el bienestar de la gente común. Un “gobierno socialista” sería por lo tanto, uno que trabaje para servir a los intereses de la gente común y corriente con ningún constreñimiento particular para realizar determinadas políticas públicas o diseños institucionales para cumplir con tales proyectos.

Personalmente encuentro que ninguna de estas definiciones de socialismo es particularmente útil para el mundo contemporáneo. La primera es muy restrictiva al identificar “socialismo” con una muy específica estructura institucional; la segunda es muy vaga al identificar el socialismo con un ideal demasiado amplio. Aquí es lo que entiendo por “socialismo”. Yo uso el término tanto para describir un conjunto de valores sociales relacionados con la idea de una sociedad justa y para describir uno conjunto de principios fundacionales para creación de instituciones que puedan permitir realizar tales valores.

Los valores planteados anteriormente pueden ser descritos como igualitarismo democrático radical. Permítame explicar las bases de esta idea. Yo usualmente divido esto en dos principios.

El principio igualitario de la sociedad justa: En una sociedad justa, todas las personas deberían tener un igual acceso a los medios materiales y sociales necesarios para vivir vidas de “autoflorecimiento” o “autorrealización”. Esta es una idea muy exigente de igualdad, ya que insiste en que deberíamos no sólo proveer a la gente con “igualdad de oportunidades” para, digamos, la educación o trabajo, sino que con igual accedo a los medios para desarrollar sus potencialidades humanos y vivir una vida completa.
El principio democrático de una sociedad justa: En una sociedad donde reine la justicia política, todas las personas tendrían un igual acceso a los medios políticos necesarios para controlar colectivamente las decisiones que les afecte su destino común. Esta es también un principio muy exigente, ya que requiere que el estatus social, de ingreso y material no tenga impacto en las decisiones colectivas democráticas, y que el ámbito de las decisiones democráticas abarque el rango total de los problemas que afectan a los intereses colectivos.

Si son tomadas seriamente, estos principios son bastante radicales por lo que requerirían una gran o fundamental transformación de las estructuras sociales, instituciones y relaciones de poder existentes en las sociedades para que sean realizadas.

 El problema del diseño de instituciones está cargado de complejidades y controversias. Hubo un tiempo cuando, por lo menos algunas personas que se identificaban con fuertes ideas igualitaristas, creían que esos valores podrían realizarse con un alto control centralizado del Estado de los medios de producción y sobre las actividades económicas generales. El término “socialismo” era usado por muchas personas para describir tal diseño. En mi juicio, este tipo de diseño institucional fue en gran medida un fracaso para realizar aquellos ideales de democracia igualitarista. En vez de ese diseño altamente estatista, lo que yo creo que necesitamos es un diseño de “socialismo” que tome seriamente el prefijo “social”. Lo que quiero decir con esto es que debemos trabajar para desarrollar estructuras institucionales que efectivamente empoderen a la gente común para controlar las condiciones de sus propias vidas. Entiendo lo anterior como “socialismo como un empoderamiento social”. Es un tanto complicado explicar lo que esto realmente significa, pero la idea central es democratizar profundamente tanto el Estado como la economía, haciendo tanto el poder político como el poder económico completamente sujeto a la activa participación democrática de la gente común. Mientras esto ciertamente conlleva un rol mucho más fuerte del Estado en la organización de la vida económica que la que caracteriza al capitalismo, esto no es equivalente al control del Estado de los medios de producción y la completa planificación de la economía. LEER MÁS

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