EL CRIMEN PERFECTO
JEAN BAUDRILLARD
Esto es la hitoria de un crimen, del asesinato de la realidad. Y del exterminio de una ilusión, la ilusión vital, la ilusión radical del mundo. Lo real no desaparece en la ilusión, es la ilusión la que desaparece en la realidad integral.
Si el crimen fuera perfecto, este libro también debería ser perfecto, ya que quiere ser la reconstrucción del crimen.
Desgraciadamente, el crimen jamás es perfecto. Además, en este libro negro de la desaparición de lo real no han podido ser descubiertos ni los móviles ni los autores, y no se ha encontrado nunca el cadáver de lo real.
Tampoco se ha podido descubrir jamás la idea que preside este libro. Era el arma del crimen.
Si bien el crimen nunca el perfecto, la perfección, como su mismo nombre lo indica, siempre es criminal. En el crimen perfecto, el crimen es la propia perfección, de la misma manera que, en la transparencia del mal, el mal es la propia transparencia. Pero la perfección siempre es castigada: el castigo de la perfección es la reproducción.
¿Posee este crimen circunstancias atenuantes? Seguro que no, ya que éstas siempre hay que buscarlas en los móviles o en los autores. Ahora bien, este crimen carece de motivación y de autor, y es, por tanto, absolutamente inexplicable. Ahí reside su auténtica perfección. Pero, claro está, desde el punto de vista conceptual, es más bien una circunstancia agravante.
Si las consecuencias del crimen son perpetual, es que no hay asesino ni víctima. Si existiera alguna de las dos cosas, un día u otro se despejaría el secreto del crimen, y se resolvería el proceso criminal. El secreto, finalmente, consiste en que uno y otro se confundan: "En último término, el asesino y la víctima son una misma persona. Sólo podemos concebir la unidad de la raza humana si podemos concebir, en todo su horror, la verdad de esta equivalencia esencial" (Éric Gans).
En último término, el objeto y el sujeto son lo mismo. Sólo podemos entender la esencia del mundo si podemos entender, en toda su ironía, la verdad de esta equivalencia radical.
(Prámbulo del libro).
"Encontró el punto de Arquímedes, pero lo usó contra sí mismo; parece que sólo se le permitió encontrarlo con esta condición"
FRANZ KAFKA
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